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Bagatelas

" No se puede escribir un texto ya existente, sin embargo, queria escribirlo de nuevo"
(George Perec)

Los cuadritos denominados “bagatelas” son un ciclo de miniaturas que representan varios billetes pintados con la técnica de tempera, a escala 1:1. A primera vista, mirándolos de una manera superficial, las pinturas dan la impresión de ser los propios billetes en sentido estricto. Una observación más profunda nos desvela el artificio creado por la pintura, no exenta de errores y defectos.

Cada pintura reproduce un viaje en concreto (origen y destino) ocurrido en un tiempo determinado. El billete pintado se reproduce solo, sin posibilidad de ser comparado con el original. Algunos de estos billetes ya no están en circulación, han caducado o han cambiado su formato (aspecto gráfico)

“Márgenes de la filosofía” de Jacques Derrida habla de lo que la filosofía quiere olvidar. Aparentemente poco importantes, algunos pequeños detalles son capaces de influir de forma determinante en el cambio del texto interpretado. Los elementos reproducidos; como sellos, firmas, huellas… que en un primer momento pueden parecer inútiles, antiestéticos, y aparentemente ensucian el cuadro, contribuyen de manera decisiva a construir la individualidad del mismo. Una mancha concreta hace que el billete deje de ser un ente frío, masivo e impersonal, y se convierta en algo único, portador en sí mismo de un ambiente y sentido.

El título “las bagatelas” se puede interpretar de dos maneras differentes. El billete como tema inadecuado para pintar, en segundo lugar dichos, sus manchas sucias, arrugas, errores que lo hacen excepcional y unico.

Un apunte, una frase en un billete puede evocar algún recuerdo, o no. Del mismo modo que “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust, donde las Magdalenas son las portadoras de los recuerdos. Lo que tiene valor para el autor, suele ser menos importante para el observador ajeno e imparcial. Es imposible crear un lenguaje universal para todos; no existe la representación perfecta.

A través de sus caracteres mecánicos, las bagatelas pueden constituir la prueba real de un acontecimiento vivido. Al mismo tiempo, cada representación esta mutilada. Queda únicamente como representación de sí misma. La dicotomía surge en la falta de equivalencia entre la individualidad del apunte y lo que el billete como tal representa.

Aunque los billetes pintados invocan a los sentimientos, recuerdos del pasado, a vivencias, lugares y fechas, no tienen, en modo alguno, un carácter sensual. Les falta el gesto emocional y despreocupado característico de la pintura. Cuentan los acontecimientos de una manera mecánica.

Exigen una concentración y implicación total; como un monje del pasado copiando los textos sagrados. La constante búsqueda de ahorro en los medios de expresión y en los gestos pictóricos, sin embargo, no consigue hacerlos técnicamente perfectos, como denotan las manchas y arrugas. Como ya se ha mencionado anteriormente en el texto “la escritura y la diferencia” de J. Derrida: evocan el texto que se niega a sí mismo.

Las bagatelas indican una bipolaridad. De un lado, visualizan la búsqueda de la perfección al copiar. Pretenden ser los más perfectos técnicamente, como si quisieran adquirir la precisión de una máquina. De otro lado, los defectos técnicos que son causados por la fragilidad e imprecisión del ojo humano, específicamente ambiguos, muestran la incapacidad para llegar a la perfección de la máquina de escribir.

“La escritura impresa es el verdadero triunfo del detalle”
Olga Tokarczuk